
Habrá ocasión de convivir, de reunirse con los formadores, de celebrar en la Capilla con los hijos, de comer juntos, incluso de dormir en el Seminario. Una experiencia en la que hemos puesto mucha ilusión. Cuando Dios llama, llama. Y no sólo envuelve con su llamada a los hijos; tambien sorprende a sus padres ofreciéndoles la ocasión de profundizar en el encuentro con Cristo, el Señor.
El domingo, con muchos más, abuelos, tíos, hermanos, etc., tando del Seminario Mayor como Menor, celebraremos el día de la Familia. Algo más que una jornada de puertas abiertas. Una manera de proclamar la alegría de ser "familia" de Dios.